Un día Jesús por un camino de Jericó iba acompañado por mucha gente…al costado del camino había un pobre ciego que pedía limosna y nadie le daba importancia, ni lo escuchaba, ni lo valoraba como persona. Cuando supo que Jesús pasaba comenzó a gritarle…la gente lo quería hacer callar y le pedía que no moleste con sus gritos.
Estas es una de las formas más comunes de tratarnos entre nosotros cuando alguien nos interrumpe con sus miserias y problemas. Esto se debe a que estamos enlatados en nuestra vida privada, en nuestros placeres y comodidades, en nuestros propios intereses que cualquiera que nos necesita y nos interrumpa nos parece molesto, queremos hacerlo desaparecer de nuestra vida y deseamos hacerles acallar su voz.
Jesús actúa de esta manera: “Qué quieres que haga por ti”